Érase una vez unas manos hábiles y cuidadosas que creaban anillos como encajes, decorados con grabados y piedras preciosas... y todavía siguen ahí. La sortija Eternelle de Buccellati, con su extrema sencillez y ligereza, se impone con elegancia entre esos objetos codiciados y destinados a convertirse en leyendas.