El bisel cojín es una característica icónica de los anillos de cóctel de Buccellati, donde las piedras preciosas son las protagonistas indiscutibles. Suelen llevarse durante los cócteles por su llamativo estilo y desde luego no pasan desapercibidos en la mano de quien los lleva mientras sostiene una copa de champán.
Un ejemplo es este espléndido anillo «pagoda» en oro amarillo y blanco, con grabado «modellato» y un topacio imperial (25 quilates). Es el homenaje de Gianmaria Buccellati a Oriente y su arquitectura.
El topacio se encuentra dentro de una preciosa jaula de encaje en oro amarillo y adornada con 84 diamantes de talla brillante (4,1 quilates).
El vástago soporta el peso de la piedra preciosa como un capitel y se caracteriza por las típicas alternancias en oro amarillo y blanco grabadas con pequeños motivos de hojas.